¡Qué asco!
Desde que somos bien pequeños vemos a los mayores como unos entes superdotados de sabiduría, razón, comprensión, razonamiento, entendimiento, sensibiliadad....que han dejado atrás los problemas de las ceras de colores, de que si te quitan la amarilla y te devuelven media verde, de que quieres merendar cereales y te dan un bocadillo, de que quieres ir al cumpleaños de una amiga que empieza a las 8 y que tienes que volver a las 10....esos problemas que tantísimo nos atormentaban, por los que tan mal lo pasábamos y por los cuales nos enfadábamos tanto o más que si nos quitaran nuestra serie favorita en el mejor momento del capítulo 245 de la 11 temporada.
Y ahora.
Son los mismos problemas pero con unas repercusiones con una onda expansiva enorme, con unas consecuencias que no solo afectan al color del que vas a escribir un documento...porque a lo mejor, ese documento es el más importante de tu vida, y ahí sí importa si escribes en rojo o en azul.
Pero da igual, como cuando te quitaban los tazos o los cromos de pokemon, a la persona le da igual, de hecho, el orgullo va por delante y las condecoraciones en el pecho.
Que todo el mundo lo vea, pero que nadie sepa la verdad.
Eso es, que nadie sepa cómo somos, lo que hacemos, a quién pisamos, a quién decidimos eliminar de las cosas programadas....Pero sí, que todo el mundo sepa lo bien que lo haces, lo mucho que te preocupas por los demás, lo más que los quieres, eso sí.
Eso siempre.
Otra decepción más en esta semana de tanta ingenuidad.
¡Qué pena! (II parte)
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Sálvese quien pueda -Vetustar Morla-
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